Consulta mundial de la Familia Salesiana

En este número nos hacemos eco de las novedades que se han propuesto la Confederación mundial de las exalumnas de las Hijas de María Auxiliadora y las Voluntarias de Don Bosco en boca de su presidenta mundial doña María Maghini y la Responsable Mayor de las Voluntarias.

¿Qué novedades para este curso nos mueve la esperanza para la Confederación mundial de las exalumnas y exalumnos de las Hijas de María Auxiliadora?

¿De qué novedad del Reino estamos hablando sino de la profetizada por Isaías (61, 1-4) y propuesta por Lucas (4, 16-31), de la Buena Nueva anunciada a los pobres, de la libertad anunciada a los oprimidos, a los esclavos y prisioneros, del año de gracia del Señor?

En este tiempo de confusión, de tristeza y, en algunos casos, de desesperación, la novedad del Reino para una asociación laical salesiana como la nuestra, es cuidar de los pobres, los más pequeños, con acciones concretas de asistencia, cercanía espiritual, y compartir con ellos.

Esto es lo que la Asociación de Antiguas Alumnas ha hecho y sigue haciendo en este tiempo, abriéndose a los problemas sociales a través de formas de ayuda a las personas en dificultad: trabajo de asistencia escolar / extraescolar para familias que no pueden seguir la educación a distancia para niños; asistencia a personas mayores y solitarias, con gestos sencillos como la entrega de las compras a domicilio; el apoyo, en lo posible, a las estructuras que albergan a las personas mayores.

En este momento, cuidar de los que padecen la enfermedad, la soledad, la muerte de los seres queridos, es hacer vivo y actual el mensaje de Don Bosco manteniendo encendida la antorcha de la esperanza.

¿Qué novedades para este curso nos mueve la esperanza para el Instituto de las Voluntarias de Don Bosco?

En todo el mundo estamos viviendo un momento muy especial. La pandemia ha cambiado nuestros hábitos, nuestras relaciones, nuestra vida. Todos hemos experimentado de primera mano lo que significa la precariedad, la fragilidad, la limitación, pero también el valor de la vida, la solidaridad, el compartir.

Nosotras, como Voluntarias de Don Bosco, hemos experimentado las mismas dificultades que millones de personas en todo el mundo; el encierro ha puesto a prueba nuestra vida como Instituto. Sin embargo, hemos experimentado que cada dificultad puede convertirse en un desafío y una oportunidad. Podemos resumir lo experimentado en estos cuatro puntos:

  • Comunión. No tenemos vida en común, pero vivimos en comunión de vida. Al no tener la oportunidad de encontrarnos presencialmente, usamos la tecnología de la información para vernos, intercambiar experiencias, saber cómo estamos. Con esta perspectiva, han visto la luz los encuentros “Il caffè da Filippo (Rinaldi)” para abordar temas de interés común; los Laboratorios para explorar juntos algunos aspectos de nuestra vida; el Ágora, simplemente para intercambiar experiencias, contarnos las dificultades y las cosas positivas de nuestros día a día, y hacer fraternidad juntas. De esta manera, hemos tenido la oportunidad de conocernos mejor incluso entre las Voluntarias de los distintos continentes y establecer contactos y nuevas amistades.
  • Formación. No pudiendo tener contacto en presencia con las hermanas del mundo, nos hemos organizado para organizar una formación intensa tanto para las responsables, formadoras y los consejos de las diversas partes del mundo, como para los diversos grupos, con especial atención a los grupos dependientes del Centro (es decir, de aquellas zonas en las que todavía no se ha constituido una región independiente), utilizando las plataformas Zoom o Meet.
  • Oración. Una experiencia vivida este año este año ha sido la de “oración mundial” del Rosario cada último sábado del mes. Organizado y coordinado cada vez por un continente diferente, nos ha permitido orar juntas en los diversos idiomas, con diferentes estilos culturales, pero unidas en un solo corazón. Se han abierto así los horizontes de cada Voluntaria y cada una ha podido tocar la mundialidad del Instituto y crecer en su sentido de pertenencia.
  • Solidaridad. Todas hemos convivido con situaciones de sufrimiento, muerte, precariedad. Algunas han compartido con sus compañeras la pérdida o la reducción del trabajo con todas las consecuencias asociadas. Todo esto ha significado, sin embargo, que muchas Voluntarias se esforzaran con mucha creatividad por activar cadenas de solidaridad y de compartir en sus territorios: recogida y distribución de alimentos, de ropa, de muebles en algunos casos.

Varias han puesto a disposición sus competencias profesionales (médicos, enfermeras, profesoras) para atender las emergencias de su territorio.

Esta ha sido y es nuestra forma de ser una “Iglesia en salida”. Esta es nuestra manera de intentar construir la “novedad del Reino” y de contribuir a la construcción de la familia humana según los valores del Evangelio y en el espíritu de Don Bosco.

La muchacha de Nazaret, María, aprendió que Dios desborda todo, pero se da en lo pequeño
(Koldo Gutiérrez)

Cada santo es un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de Jesucristo y regala a su pueblo
(Gaudete et exsultate, Papa Francisco)