Josep Colomer

Transcribimos la segunda parte del artículo publicado en el boletín número 423 de enero de 2000 en las páginas 6, 7 y 8 donde J. Colomer nos anima a reflexionar sobre la importancia de la oración en nuestra vida siguiendo el ejemplo de Don Bosco.

Para él, la oración era “la obra de las obras”, porque la oración “lo obtiene todo y triunfa sobre todo”. Dijo que la oración es “como el agua para el pez, el aire para el pájaro, la fuente para el ciervo” (MB III, 197). Y a los salesianos en sus Constituciones les dejó dicho: “Así como los manjares alimentan y conservan el cuerpo, del mismo modo las prácticas de piedad nutren el alma, fortaleciéndola contra las tentaciones”

“Mientras seamos observantes en las prácticas de piedad, nuestro corazón estará en buena armonía con todos, y veremos al salesiano alegre y contento de su vocación. Por el contrario, comenzará a dudar de ella y a sufrir fuertes tentaciones en cuanto la negligencia en las prácticas de piedad empiece a abrirse paso en su corazón… Por consiguiente, tengamos particular empeño en no descuidar jamás la meditación, la lectura espiritual, la visita cotidiana al Santísimo Sacramento, la confesión semanal, la comunión frecuente y devota, el rosario de la Santísima Virgen… Aunque cada una de estas prácticas, por si solas, no parezcan de gran necesidad, contribuyen, sin embargo, eficacísimamente a la mayor solidez del gran edificio de nuestra perfección y de nuestra salvación eterna”.

  1. ¿Cómo colaboro para que mi familia y mi Centro de Cooperadores rece y rece bien?
  2. ¿Cuándo, cómo y a quienes hablo de la oración? ¿Qué oración inculco?

III. Don Bosco, maestro de oración con su pedagogía

Don Bosco no solamente apreció la oración, la practicó y habló de ella. Fue también un verdadero “maestro de oración”. Enseñó a rezar y dijo cómo debía ser la oración. En el “Joven cristiano” inicia y propone a sus jóvenes la práctica de la meditación y les enseña un método sencillo para realizarla.

“Para empezar (les escribe) poneos de rodillas y decid: Dios mío, me arrepiento de haberos ofendido; concededme la gracia de conocer bien las verdades que voy a meditar. Virgen María, Madre de Jesús, ruega por mí”. Les ofrece también algunos textos breves sobre los cuales meditar todos los días de la semana. En el método propuesto por Don Bosco encontramos la actitud corporal, la presencia de Dios, la purificación del espíritu y de la voluntad, la petición de ayuda para hacer bien la meditación.

En los “Recuerdos a los Directores”, (les recomienda): “Celebra la Santa Misa y reza el breviario con recogimiento, con atención y con devoción. Valga esto para ti y para cuantos de ti dependan”. Para su oración, Don Bosco enseña a los Directores a cuidar la postura exterior (recogimiento), la actitud interior del espíritu (atención) y el espíritu de fe junto con los sentimientos de piedad y de amor a Dios (devoción).

  1. ¿Contribuyo a que mi Grupo y mi Centro celebre según las orientaciones litúrgicas de la Iglesia?
  2. ¿Rezo con recogimiento, atención y devoción?
  3. ¿Me preocupo por iniciar a los niños y adolescentes y jóvenes en la oración? ¿Les enseño a rezar? ¿Qué hago o qué hacemos en concreto? ¿Qué podríamos hacer?

El camino de nuestra redención está signado por los pobres
(Papa Francisco)