Raúl Fernández Abad

Cuatro palabras tan sencillas que pueden significar mucho. Os animo a que reflexionemos sobre la siguiente pregunta: ¿qué es para mi un «amigo de Don Bosco»?

La respuesta sencilla es alguien que quiere a Don Bosco. En nuestras obras hay mucha gente así: que quiere a Don Bosco, que Don Bosco le atrae por su forma de ser y su forma de actuar. Algunos de ellos, viendo el ejemplo de Don Bosco y de los «Don Bosco» de hoy, son llamados por el Señor a una vocación específica dentro de la Iglesia.

Pero hay otras personas que no sienten esa llamada pero siguen a Don Bosco y quieren pertenecer a su Familia, quieren trabajar con él codo a codo.

En el artículo 3 de la Carta de Identidad Carismática Don Pascual Chavez escribe: «un tercer nivel es el constituido por títulos especiales de pertenencia reunidos en el círculo de personas […] Está formado por los Amigos de Don Bosco, […] aunque pertenecientes a diferentes religiones y culturas».

Es un retazo de este artículo donde Don Pascual no solo define que significa la palabra familia que se nutre de un espíritu común inspirada en el carisma de Don Bosco respetando las particularidades de cada uno. Y nos recuerda en ese mismo artículo que estas personas pueden ser «no creyentes». Es una novedad muy importante que nos tiene que hacer reflexionar a todos sobre nuestro compromiso evangelizador.

En la revisión de nuestro RVA también se introduce esta figura del «Amigo de Don Bosco». Y se incluye en el núcleo fundamental de la realidad asociativa: «el Centro local». El Centro local, un lugar físico donde nos asociamos los que trabajamos en un determinado lugar. Este pensamiento está reflejado en nuestra identidad, en nuestro PVA/E, en su artículo 36. Os recomiendo que leamos con detenimiento y con atención este artículo y nos interroguemos ¿Qué significa para mi la expresión «núcleo fundamental de la realidad asociativa»?

Es también en este artículo donde se recoge esta idea de Don Pascual de los «Amigos de Don Bosco». Los «Amigos de Don Bosco» son hombres y mujeres de buena voluntad, también de otra confesión, religión y cultura, que simpatizan con el carsima salesiano, que conparten las iniciativas del Centro local y ofrecen su colaboración como Amigos de Don Bosco (cf. artículo 36.3 PVA/E)

¿En nuestros centros hay personas así? Es una pregunta que os recomiendo que nos hagamos. Seguro que, junto a nosotros, existen estos hombres y mujeres de buena voluntad que comparten compromiso con nosotros, que trabajan codo con codo con nosotros. Claro, son personas muy comprometidas y trabajadoras en muchos de los casos, incluso más que algunos hermanos nuestros. Este hecho me hace reflexionar y plantearme esta pregunta ¿qué atención damos a estas personas?

Siguiendo el ejemplo de Don Bosco con sus colaboradores en el Oratorio deberíamos atender a estas personas espiritualmente. Es probable que ya estén en otros grupos pero, no hay mal que por bien no venga. Puede que entre estos colaboradores el Señor haya lanzado sus redes y llamado a algunos (incluso para su conversión al catolicismo). Creo que estamos en la obligación para que les ayudemos a interrogarse y a pensar ¿qué quiere el Señor de mí? Juan Cagliero, en los soportales de Valdocco, paseaba, interrogado por la propuesta de Don Bosco, y exclamó «fraile o no fraile siempre con Don Bosco». A lo mejor tenemos que acompañar a estos «amigos de Don Bosco» para que disciernan que quiere el Señor de ellos. Seguiremos profundizando en futuros boletines. Un abrazo.

La pandemia sigue causando heridas profundas, desenmascarando nuestras vulnerabilidades.
Por eso debemos tener bien fija nuestra mirada en Jesús
(5 de agosto de 2020, Papa Francisco)