Antonio Lloret Calero
Cuatro pinceladas de tu vida (personal, familiar, laboral, espiritual, social,…) antes de entrar de lleno en la entrevista. No te enrolles mucho.
Mi nombre Antonio Marzo Moral. Soy de Linares (Jaén), aunque desde hace casi 50 años, resido en Granada. Casado con Maite Jiménez, también salesiana cooperadora, y tenemos tres hijos y un nieto que es la alegría de la familia.
Estoy felizmente jubilado desde hace 10 años y desarrollé mi actividad laboral en la empresa Standard Eléctrica (Madrid), que posteriormente fue Alcatel. Hice la Promesa de salesiano cooperador el 18 de marzo de 1988, junto a Maite y 6 hermanos más, de los que en la actualidad estamos 5 en activo.
Mi vida espiritual es muy normal dentro de lo que se puede entender como un cristiano comprometido y en cuanto a mi vida social, muy normalita también, sin grandes despliegues, rodeado de familia y amigos, y… ¿qué más puedo pedir?
Al grano y sin anestesia. ¿Qué es la Asociación para tí?. Con sinceridad y realismo, por favor.
He tenido la suerte de conocer a la Asociación en su integridad, en todas sus facetas, y puedo decir que para mí es una de las mejores cosas que me han ocurrido. Es parte de mi vida y, por tanto, algo muy importante para mí. Con el transcurrir de los años la vivo y siento como parte de mi yo, haciéndolo de una manera indisoluble.
He tenido la suerte de asistir a dos Congresos mundiales, y ello te hace apreciar la dimensión de nuestra Asociación, conocerla y vivirla y como consecuencia quererla. Y para ello tenemos el libro de cabecera, nuestro PVA, en el que Don Pascual Chávez nos dice: “A vosotros, queridos Salesianos Cooperadores, os entrego, como regalo muy valioso, este libro de vida, con la tarea de conocerlo e interiorizarlo. Debe convertirse en objeto de estudio, de asimilación, de oración, de vida”
¿Qué crees que es lo mejor de nuestra Asociación a fecha de hoy?. Sin vergüenza, ¡eh!.
Tenemos la suerte de que formamos parte de una familia inmensa, extendida en todo el mundo y con un compromiso activo que nos mueve a trabajar por aquello que Don Bosco nos transmitió.
Es admirable comprobar que, en esta tarea encomendada por nuestro Fundador, no se distingue a nadie, todos somos llamados y todos, como un gran equipo, desarrollamos la misión de acuerdo con las posibilidades y características de cada uno, en aquello a lo que es llamado.
¿Dónde tenemos margen de mejora?. Sin miedo, Las cosas como son.
Afortunadamente hay mucho margen de mejora, y aunque se han dado pasos de gigante, quedan muchos campos donde tenemos que hacernos visibles. El PVA nos lo dice muy claro: ambientes civiles, culturales, interculturales, socioeconómicos, políticos, sindicales, eclesiales, además de en nuestras propias obras.
Estamos llamados a trabajar principalmente por los jóvenes y sobre todo los más necesitados, pero no solo por ellos, sino que hay que implicarse en intentar mejorar la sociedad desde otros campos, y esto debe ser causa fundamental para los salesianos cooperadores. Se puede y se debe trabajar desde otros estamentos en los que, de momento, en general, estamos ausentes, aunque ya en algunas provincias se está iniciando este compromiso. Hay que salir de la comodidad de nuestros centros, donde estamos muy tranquilos con las actividades de siempre, pero va siendo hora si queremos intentar cambiar algo de nuestro mundo, de arriesgar, ser valientes y enfrentarse a las dificultades que ello conlleva.
Un campo importante que debemos hacer nuestro es la integración en nuestras respectivas diócesis, asumiendo responsabilidades diocesanas y atendiendo otros campos de misión fuera de nuestros ambientes.
¿Qué crees que has aportado a la Asociación con el equipo que te ha rodeado en estos años?. Sin creernos más de lo que somos, pero desde tu perspectiva.
En este aspecto he sido una persona afortunada. En las dos etapas que he pertenecido a la Secretaría Ejecutiva, hemos formado un grupo de hermanos con los que ha sido muy agradable y fácil trabajar. Personas que han puesto sus cinco sentidos en la misión que tenían encomendada y que han hecho posible que, de manera paulatina, se fueran articulando y optimizando el buen funcionamiento de la Asociación, primero a nivel nacional y después a nivel regional, procurando estar al día de todas las normativas que iban emanando tanto de carácter legal como jurídico.
Fue importante el impulso que se le dio a nuestra obra misionera, Cooperación Salesiana y Tercer Mundo, entonces, que con el cambio de denominación pasó a ser Cooperación Salesiana para los Jóvenes del Mundo, y que a su vez hizo que nuestra Asociación se constituyera, a nivel nacional, en ONGD.
Desde tu experiencia, ¿Qué retos debe afrontar nuestra Asociación?
Esta es una cuestión a la que ya respondió nuestro querido Rector Mayor, Don Ángel, en la peregrinación que hicimos a Turín con motivo del Bicentenario de Don Bosco: La asunción de responsabilidades en el seno de la Familia Salesiana y en las obras salesianas. Debemos dar un paso adelante en este campo, al frente de muchas de las obras salesianas que lo necesiten, no ya solo en España, sino en otros lugares. Esta es una cuestión muy seria, con un calado profundo que requiere de un compromiso y dedicación importantes.
Además, debemos ser conscientes también de nuestro compromiso en el crecimiento y desarrollo de nuestra Asociación. Hay que abrir horizontes, ilusionar a las personas para que se sumen y se comprometan en esta bendita tarea de trabajar por los más necesitados. Ilusionar a los jóvenes que están buscando horizontes donde realizarse. Ahí tenemos que ser testimonios vivos que ilusionen, con nuestra principal característica, la alegría.
Algo que no hayas dicho antes y que no puedes perder la oportunidad de decirlo.
No debemos perder de vista, que todo cuanto acabo de comentar debe estar cimentado en una unión constante con Dios. No podemos confiar solo en nuestras fuerzas, porque somos humanos y en algún momento fallarían. De ahí que nuestra oración, nuestra unión con Jesús debe ser constante, haciendo de la acción, a imagen de Don Bosco, una auténtica oración en el día a día, y por descontado, todo ello con la alegría característica salesiana que contagia y enamora.
Para ello también contamos con el auxilio de nuestra Madre Auxiliadora, siempre solícita y atenta a nuestras necesidades, que nos protege y ayuda siempre en nuestras flaquezas. Adelante, sabéis que siempre podéis contar conmigo.
Gracias Antonio por tus palabras.
Se trata de creer en la posibilidad de la paz
(Mensaje del Papa Francisco para la LIII Jornada mundial de la Paz 2020, 5)
Día tras día, el Espíritu Santo nos sugiere actitudes y palabras
para que nos convirtamos en artesanos de la justicia y de la paz
(Mensaje del Papa Francisco para la LIII Jornada mundial de la Paz 2020, 5)