Borja Pérez Galnares
“Un sueño, una promesa, el futuro: Recordar, renovar y relanzar”. El pasado 9 de mayo dimos comienzo a lo que será el tercer y último año del trienio de preparación al 150 aniversario de la Asociación. Tras mirar hacia nuestra historia soñadora en el primer año, y después de saborear el PVA en el segundo año dedicado a renovar, llegamos al tercer y último año que mira hacia el futuro con esperanza, invitándonos a relanzar nuestra identidad y misión como salesianos en el mundo.
Vivimos tiempos de incertidumbre y desafíos, pero nuestra fe nos invita a mirar el futuro con esperanza renovada. Este Año Jubilar de la Esperanza, que nunca defrauda, nos pone además en sintonía con esta propuesta para el tercer y último año hacia nuestro 150 aniversario.
En Mateo 28.20, Jesús nos dice: “Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Este versículo, que cierra el Evangelio de Mateo, es una promesa de Jesús a sus discípulos, donde les asegura su presencia constante, incluso después de su ascensión. Porque Jesús camina a nuestro lado y no nos abandona. ¿Qué mayor fuente de esperanza y consuelo para un futuro por construir? Os invito a no dejarnos avasallar por todas las actividades y propuestas de nuestros centros y el ruido que hay en torno a ellas, recordando que sólo tienen sentido si las hacemos desde el convencimiento de que Jesús está presente en todas ellas, y que somos su instrumento para revelarle a los que aún no lo conocen, para hacer su vida plena.
En estos días celebramos la solemnidad de Pentecostés, que es también una llamada a vivir el futuro con una esperanza que no defrauda, porque Dios derrama su Espíritu sobre nosotros. Y es también una invitación a seguir siendo soñadores, como lo fue nuestro Padre Don Bosco: «Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños». Empezábamos el primer año del trienio hacia el 150 aniversario recordando nuestros orígenes y el sueño de Don Bosco, y concluimos este trienio con la misma invitación a seguir siendo soñadores de un futuro lleno de esperanza para los jóvenes y familias que nos rodean.
Nuestro 150 aniversario, más allá de un gran evento festivo, es una oportunidad para ser más auténticos y significativos y, de esta manera, ser verdaderos testigos del Evangelio con estilo salesiano. Tenemos la suerte de poder hacer este camino preparatorio y celebrar este evento junto a otros treinta mil hermanos de todo el mundo que caminan junto a nosotros, en comunión apostólica, compartiendo el convencimiento de que podemos construir un mundo más fraterno y justo desde nuestro testimonio evangélico y el carisma salesiano.
Os invito a seguir siendo portadores de esperanza en cada una de las actividades que realizamos, en cada una de nuestras reuniones formativas, en cada charla que tenemos con un hermano, en cada mensaje que enviamos por Whatsapp al grupo de nuestro Centro local. Porque como decía el Papa Francisco, la esperanza nunca defrauda.
Una oreja para escuchar la Palabra de Dios y otra para escuchar al pueblo
(Obispo beato y mártir Enrique Angelelli)