Marta, Curro, Isa y Jose
Con la premisa de que caminamos como Región, nos formamos como Región, el pasado 14 de diciembre fuimos convocados a participar en una nueva sesión de «Corazones Arremangados». Esta iniciativa, liderada por la Secretaría Ejecutiva a través de su vocal de formación, Diego Quesada, nos brindó la oportunidad de compartir nuestra experiencia sobre cómo nos sentimos llamados a ser luz incluso en la distancia.
Somos cuatro salesianos cooperadores pertenecientes a la Provincia de María Auxiliadora que actualmente residimos en Lexington, Kentucky, en los Estados Unidos. Desde hace aproximadamente entre seis y diez años, Isa y José, originarios de Cádiz, y Curro y Marta, procedentes de Granada, tomamos la decisión de trasladarnos a vivir a este lugar por diversas razones personales y familiares que compartimos durante la sesión virtual.
Durante nuestra intervención, reflexionamos sobre lo que significa para nosotros ser salesianos cooperadores, especialmente en este tiempo de Adviento, a través de cuatro palabras fundamentales: Luz, Amor, Humildad y Servicio. Estas palabras, que nos guían en nuestra vida cotidiana, fueron el hilo conductor para relatar cómo llevamos nuestro carisma salesiano a una comunidad completamente nueva y diferente. A pesar de las diferencias culturales y los desafíos que hemos enfrentado, nos sentimos llamados a llevar el amor por los jóvenes y a ser testigos vivos de nuestra fe.
No han faltado momentos de dificultad en estos años. La distancia, las adaptaciones culturales y los retos propios de comenzar de nuevo en un lugar tan distinto a nuestra tierra han puesto a prueba nuestra fe y nuestra determinación. Sin embargo, como familia y como comunidad de hermanos en la vocación salesiana, siempre hemos encontrado la fuerza para apoyarnos mutuamente, caminar juntos y superar las adversidades con alegría y esperanza.
Con el tiempo, y tras explorar diversas realidades en nuestra ciudad, logramos encontrar un lugar para compartir nuestra fe en una parroquia católica local. Allí hemos ido asumiendo diferentes roles a medida que nos integramos, y aunque no siempre es fácil construir conexiones, seguimos adelante con fe y dedicación. Esta experiencia nos ha permitido entender que nuestra misión como salesianos no se limita a un contexto geográfico; es universal y trasciende fronteras.
Cada verano, regresamos a nuestra tierra natal con gran ilusión. Más allá de reencontrarnos con nuestras familias, volver al Centro local de nuestra comunidad salesiana es una fuente invaluable de energía y renovación espiritual. Nos sentimos acogidos con los brazos abiertos y nutridos en nuestro compromiso, lo cual nos impulsa a seguir adelante durante los meses siguientes.
Participar en espacios como «Corazones Arremangados» nos enriquece profundamente. Estas oportunidades nos ayudan a descubrir y reflexionar sobre realidades distintas a las nuestras, pero que comparten los mismos valores y misión. Nos sentimos muy agradecidos a la Secretaría Ejecutiva por esta iniciativa tan significativa.
Rezamos y damos gracias a nuestra Madre Auxiliadora, que nos mantiene bajo su manto protector en cualquier rincón del mundo. Con su guía, continuamos siendo luz para los demás, fieles a nuestra vocación salesiana y dispuestos a seguir caminando como una verdadera Región.
Un abrazo,
Que Dios no me dé una buena espada, pero ninguna oportunidad para usarla
(Proverbios)