Lourdes Rojo Pol
Bienaventurados los hermanos y las hermanas que se hacen pobres pudiendo vivir en la comodidad, porque serán dichosos de encontrarse con Dios en la pobreza.
Vamos a por la quinta Bienaventuranza.
Lo primero que quiero hacer es invitaros a leer la ponencia que don Cristóbal López Romero (SDB) cardenal de Rabat, nos compartió en el último Congreso del Escorial en 2022 (podéis leerla en nuestra página www.cooperadores.org en la sección de recursos).
Creo que esta Bienaventuranza surge de esa reflexión. Es su fuente. Os transcribo algunas frases y comentarios de don Cristóbal para poneros los “dientes largos” y que volváis a leer la ponencia. Decía así sobre la pobreza: “el deseo, el propósito de ser pobres, de hacernos pobres”; “vivir del lado de los que lo sufren y no del lado de los que lo causan”; “es una peregrinación espiritual donde continuamente hay que vaciarse para estar al lado de los que no tienen nada”; “no es una opción por los pobres sino una opción por ser pobre, por vivir pobremente, por la pobreza evangélica.”
Está claro: tenemos que dar la vuelta a la conceptualización de la pobreza que, en definitiva, era la propuesta del Cardenal.
Hermanos y hermanas con opción por ser pobres. ¡Qué difícil! Y qué maravilloso tener esa referencia en nuestros Centros locales y en nuestras comunidades. Personas que viven absolutamente la austeridad, el compartir, que dan, que son generosos y no solo en lo económico, dan también su tiempo, su trabajo, su dedicación, dispuestos y disponibles al servicio. Buscando la justicia, lo justo. Habitando el nosotros, no el yo. Cercanos a las orillas del camino donde están los más empobrecidos. Con el entusiasmo evangélico de la providencia y dispuestos a que esta opción les ponga patas arriba la vida. ¡Qué buenos los hermanos y las hermanas con opción por ser pobres, por vivir pobremente, por sentir la alegría de la pobreza evangélica! ¡Qué bendición que estén entre nosotros porque ellos son un modelo para los demás!
Los necesitamos para remar contra corriente en un mundo donde lo que deseamos, buscamos y vemos como exitoso es ser ricos, buscar tener más dinero, preocuparme por trabajar lo menos posible y ganar lo más posible, intentar no frecuentar los lugares olvidados de mi ciudad, donde la razón y los razonamientos justifican casi todo. Donde el yo supera con creces al nosotros.
¡Qué bendición es tener a hermanos y hermanas que se hacen pobres pudiendo vivir en la comodidad! Porque construyen Reino de Dios, porque Dios les convoca a la mesa universal de compartirlo todo hasta dar la vida. Porque el Padre los llama “dichosos, benditos y alegres» porque, a través de ellos, Dios se hace presente en una humanidad rota por la desigualdad.
Dicho esto, reitero: «Bienaventurados los hermanos y las hermanas que se hacen pobres pudiendo vivir en la comodidad, porque serán dichosos de encontrarse con Dios en la pobreza».
Espero y deseo que esto sea contagioso y que nuestros centros locales y comunidades sean reflejo de esta opción por ser pequeños, por ser pobres; seguro que transformaremos nuestra obra, nuestro entorno.
Se os quiere hermanos y hermanas, gracias por estar ahí.
No todo lo técnicamente posible es éticamente realizable
(Gonzalo Fernández)