María de los Ángeles Rodríguez Escobar

Guillermo Esteban, más conocido como Grilex, tiene 23 años y es el segundo de cinco hermanos. Tras una fuerte crisis de fe se alejó por completo de Dios y de la Iglesia, apelando al rap como desahogo de sus sentimientos y pensamientos, cargados siempre de insultos y descalificaciones. Allí encontró la fama, pero también la soledad.

Tras un momento en el que ya estaba totalmente hundido en la oscuridad, rodeado de personas y de un entorno absolutamente frío y egocéntrico, Grilex decidió acompañar a su madre a misa gracias a su cariñosa insistencia. Confiesa que a pesar de su miedo al rechazo, lo único que encontró al llegar fueron abrazos, sonrisas, misericordia. Allí comenzó su camino de conversión, una transformación cara a Dios que le ha dado un giro total a su vida personal y a su carrera musical.

Al poco tiempo fue a una cena de jóvenes donde volvió a experimentar sentimientos que llevaba tiempo sin vivir. «Ver a personas sonreír siempre. Los que te servían la comida o te traían el agua, siempre sonreían de forma gratuita como si eso fuera lo más. No entendía las caras de felicidad. Es ahí cuando descubrí que el servir te hace feliz. Porque lo que ilumina y lo que da calor es el cariño, la ternura y la alegría, verdaderos símbolos de los cristianos».

Es ahí donde identificó una fuente inmensa de amor que no sabía cómo canalizar y, sin más, todos los miedos, rencores y tristezas desaparecieron. «Dios se hace fuerte en uno a través de las debilidades. Después de sentirme tanto tiempo vacío, por fin me sentía totalmente lleno». Por ello decidió dar un vuelco a su música y dedicar todo su rap para el Señor. Estaba convencido de que esto le cerraría todas las puertas. Sin embargo, ha sido todo lo contrario. Se le han abierto todas las puertas y ventanas. «Dios transmite luz a través de todos los dones si los ponemos a su disposición y al servicio de los demás. No hay que aspirar a llegar a las masas, con llegar a un alma ya lo merece todo».

Grilex nos recuerda que cada uno de nosotros podemos ser luz en este mundo. Que aunque nos resulte difícil algunas veces, debemos intentar siempre fomentar la conversación con Jesús, diciéndole las cosas tal y como las pensamos y las sentimos.



 

La acción ética es, ante todo, una respuesta a una situación límite y compleja
(Francesc Torralba)