Cristóbal Marín Martínez e Irene Blaya Huertas
Queridos hermanos y amigos:
¡Feliz Año Nuevo 2024!
Cada vez que comienza un año nuevo, alegres, lo celebramos con gran ilusión y todo nos puede parecer que es nuevo. Al mismo tiempo, nos hace reflexionar y darnos cuenta que, quizás, nuestra vida necesita algún retoque, o hacer algún cambio que nos haga mejores personas.
Inundados por el espíritu de la Navidad lo más normal en esta época del año es recordar aquellos asuntos que tenemos pendientes, las promesas incumplidas, los proyectos inacabados, etc. A la vez, es el tiempo de proponernos cambios, de iniciar nuevos proyectos: dejar de fumar, adelgazar, aprender inglés, visitar más a mis padres, abuelos, sonreír al vecino, etc., tiempo de mejorar nuestra vida.
En el artículo, os proponemos una sencilla propuesta, “comienza el día haciendo la cama”. Es algo simple, que necesita poco esfuerzo y poco tiempo. Sin embargo, nuestro cerebro se ejercita, al borrar de la lista de las cosas pendientes para hacer en ese día, reales o imaginarias, al acabar de tachar la primera. Con esa pequeña acción, el cerebro, recibe un refuerzo de satisfacción positivo por haber hecho una cosa que tienes que hacer y te anima a acometer durante todo el día, las demás con ilusión y energía.
El Almirante de la Marina de Estados Unidos William H. McCraven, a los estudiantes de la promoción de 2014, en la Universidad de Texas, en su discurso de graduación, les dio este consejo.
Pero, ¿algo tan insignificante puede darte la fuerza de ser más feliz y cambiar el mundo? ¡Pruébalo!
Si nos damos cuenta, las cosas sencillas son las que nos hacen felices y ayudan a mejorar el mundo. Son los pequeños detalles, siendo constantes, los que nos ayudan a mejorar.
Santiago Ramón y Cajal decía, “somos arquitectos de nuestro cerebro”. En un viejo grafiti en una pared decía algo similar, “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Simplemente, gracias a nuestros hábitos, podemos convertirnos en lo que queremos llegar a ser.
Supongamos que a primeros de año, empezamos a hacer algo, y somos capaces de mantenerlo en el tiempo, al acabar el año podemos llegar a ser mejores personas realmente nuevas.
En palabras del Almirante: “al hacer la cama, habrás terminado tu primer trabajo del día, tendrás la sensación de orgullo y te motivará a hacer otro. Al final del día esta pequeña tarea completada será el principio de muchas otras cosas terminadas”. “Hacer la cama refuerza que las cosas pequeñas importan. Y si no puedes hacer bien las cosas pequeñas, nunca podrás hacer bien las cosas grandes”.
Santa Teresa de Calcuta decía: “no siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”.
Sabemos, con certeza, que el cambio más difícil es el que queremos hacer con uno mismo, que para mejorar, tenemos que empezar por cambiar pequeñas cosas en nosotros mismos.
Aplicando esta “receta” en la realidad del día a día, en el proceso de crecimiento en la familia, todo empieza si cada uno de sus miembros pone “su granito de arena” en el propio crecimiento personal, luego el matrimonio, después la familia, y al final todos juntos hacen mejorar la sociedad.
¡Ánimo, ten fe y serás feliz!
No existe la buena música sin calidad humana
(Roberto González-Monjas)