Sor Mª Dolores Ibarlucea

Transcribimos parte del artículo publicado en las página 66 del boletín número 242 de octubre de 1983 sobre Cooperación Salesiana y Tercer Mundo titulado «Contamos con vuestro apoyo»

Queridos Cooperadores: Me encuentro en España con motivo de unas cortas vacaciones que me permitirán ver a los miembros de mi familia después de cuatro años de ausencia.

Es mi mayor deseo agradeceros lo que habéis hecho durante estos cuatro años por aquella misión del Zaire, de la región de Sakania. Gracias a vuestros donativos hemos podido adquirir varias máquinas de coser y distinto material para las clases. Ya sabéis que toda ayuda es poca en un lugar que parece olvidado del mundo.

Por ello, cada vez que recibimos alguna aportación vuestra es muy grande la alegría que nos produce, tanto a las religiosas como a las chicas de la misión. Esas cantidades van remediando las mayores necesidades y mejorando las condiciones en las que desarrollamos las distintas actividades.

Es fácil imaginar que, para las personas que se encuentran en otros continentes, sumergidos en la civilización, nuestros problemas cotidianos deben parecerles cosas mínimas, pero puedo asegurarles que una simple máquina de coser es para nosotros un pequeño tesoro; una emisora de radio portátil es un regalo incalculable y hasta el material escolar, así como las medicinas son una ayuda providencial.

Por ello en nombre de toda la misión, aprovecho esta oportunidad de mi visita a España para daros, desde, desde estas líneas, nuestras más expresivas gracias. Que Dios haga que no decaiga vuestra generosidad y vuestro entusiasmo en la ayuda que nos prestáis, ya que, si vuestras manos son las que siembran, vosotros sois los donantes de la simiente.

La misión de Sakania, en el Zaire, continúa pendiente de sus cooperadores. Y, ya que no podemos pagaros de otra manera, lo hacemos mediante la oración. Ese es el mayor vínculo que nos une a vosotros, y, por su fuerza, no dudamos contar siempre con vuestro apoyo. Desde España y antes de regresar al Zaire un abrazo

Nunca es demasiado tarde para ser lo que podrías haber sido
(George Eliot)