Antonio de la Flor Barbadilla y Teresa López Quirós

Hola Familia:

Deseamos y esperamos, que a la llegada de éste os encontréis bien. Hoy queremos compartir una experiencia vivida en estos tiempos que compartimos desde nuestro compromiso en la SER

Mirando atrás, vemos el espacio vivido como una auténtica oportunidad de fe y acompañamiento. Hemos crecido como personas, padres y familia. A la orilla de esa línea que separa el encontrarse anímicamente mal, que no te llena lo que vives, el tiempo parece pararse sin avanzar nada, en el mismo sitio.

Recordamos con verdadera ilusión nuestro inicio de este compromiso, iniciado en el 2015, allá por agosto del mismo. Pronto, noviembre de este año teníamos la celebración de un encuentro de Hogares Don Bosco en el ámbito nacional. En él proyectábamos la actualización de nuestro ideario. Tres años llenos de experiencias, fe compartida, un presente y futuro para HDB como una oportunidad para enfrentarnos a la actualidad de la sociedad que nos toca vivir. Al mismo tiempo iniciábamos un trabajo que SSCC y HDB donde sentíamos que había que tener la sensibilidad de ir caminando a una realidad del día a día.

Animados por un grupo de SSCC de las provincias de nuestra Región Ibérica, dábamos pasos para ver como hincarle el diente a la situación de las personas en el entorno familiar. Queríamos reflexionar y responder sobre la realidad de la familia en el contexto social actual. José Luis Guzón, SDB, nos acompañó en este recorrido.

Nuestra preocupación por la realidad de la familia actual, con todas sus dificultades y posibilidades, de los retos del llI Congreso regional en el 2015, y de la invitación que el Papa Francisco había hecho a la Iglesia y a la Familia Universal en Amoris Laetitia a desarrollar dos ejes fundamentales: una pedagogía del amor que envuelva a los jóvenes en la órbita del evangelio, y estimular el crecimiento del amor de los esposos.

La Exhortación Apostólica del Papa nos invitaba a recorrer un camino de misericordia, de discernimiento y a desarrollar una mirada empática sobre las familias concretas que conocemos y, especialmente, las que entran en contacto con nuestras asociaciones.

De esta reflexión nació el documento “Una mirada misericordiosa sobre la Familia”.

Recordamos las reuniones que mantuvimos con algún grupo diocesano, sacerdote, vocales de pastoral familiar de nuestra diócesis. En todas estas reuniones salía a escena el dolor de las personas, no solo los protagonistas, también aquellos que rodeaban (hijos, hermanos, abuelos, amigos, vecinos).

Y cuando este documento vio la luz: “zas”, nuestro mundo se vino abajo. Aquello que habíamos construido en tantos años de trabajo, veíamos ante nuestros ojos, cómo el documento sacado a la luz nos tocaba vivirlo en nuestras “carnes”. Pero esta historia es lo menos importante.

Destacamos en estos dos últimos años la misericordia de Dios, la fortaleza que nos ha dado y sobre todo, la compañía de hermanas y hermanos de nuestra asociación. Aquellos que han estado a nuestro lado, sus llamadas, sus palabras de ánimo, su cercanía estando lejos. Esta, es otra oportunidad que nuestra asociación tiene por delante: acompañar, cercanos al doliente, animadores de ilusión y, sobre todo, seguir viviendo en la esperanza.

Hasta el próximo mes. Un abrazo familia.

Una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar a sus miembros frágiles
y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada por el amor de Cristo
(Papa Francisco)