Eusebio Martínez Aguado

La editorial del boletín SSCC 671 de octubre pasado se titulaba “caminando juntos”. Dicha editorial finalizaba así: “Como en Emaús, Jesús camina con nosotros, escucha nuestras preocupaciones, les da una nueva orientación y nos invita a compartir la mesa de la Palabra y la Eucaristía”.

Caminar juntos; compartir. MI reflexión en este momento es: «seguimos caminando juntos». Propongo algunas indicaciones que garanticen el gozo de una comunidad que peregrina unida.

Somos «Pueblo de Dios»

Cuando el Concilio Vaticano II quiso declarar, con la mayor precisión posible, la naturaleza y misión universal de la Iglesia, después de hablar en su primer capítulo del misterio de la Iglesia, enseguida, en el segundo, nos animó a vernos como Pueblo de Dios: un pueblo que le conociera en la verdad y le sirviera santamente. Ya Jeremías nos había dicho aquello de “haré un nuevo pacto… y seré Dios para ellos y ellos serán mi pueblo”. Somos un pueblo que camina unido.

Las nuevas relaciones que genera Jesucristo

El Papa Francisco en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium sobre el anuncio del evangelio en el mundo actual, dedica los números del 87 al 92 a descubrir y vivir las relaciones nuevas que genera Jesucristo. Indico solo una frase que vale por toda una vida de corazones unidos; Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. ¡Sin comentarios!

FRATELLI TUTTI

El Papa Francisco nos dice en el nº 2 de la Carta Encíclica Fratelli tutti: “San Francisco me vuelve a motivar para dedicar esta nueva carta a la fraternidad y a la amistad social. Él sembró paz y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos”. Nos queda mucho por investigar en la doctrina del Papa, los motivos escondidos que hacen de la vida un espacio de felicidad por la fuerza de la fraternidad. ¡Todo un reto!

“Decid a mis muchachos”. Aun con ánimo decidido en nuestras vidas, a veces nos detenemos ante la brusquedad de algo que parece infranqueable: La muerte.

Don Bosco vivió con sus jóvenes una relación de Pueblo, de Iglesia, de Oratorio, que superó la realidad de la muerte. El día 28 de enero de 1888 por la tarde Don Bosco moribundo le dice a don Bonetti que esta a su lado: “Decid a mis muchachos que les espero a todos en el Paraíso”. La muerte no merma; plenifica. Y en el cielo Don Bosco sigue viviendo con sus jóvenes el grado máximo e incompresible para nosotros de un amor trinitario que sabe a cielo.

Iniciado ya el nuevo curso, seguimos caminando juntos.