Raúl Fernández Abad

En este mes nos ponemos en contacto con Abundio Martínez Malagón, salesiano cooperador del Centro local de Oviedo. En Abundio se hace realidad el tercer apartado del artículo 3 de nuestro PVA/E. Es sacerdote diocesano en Oviedo.


Buenos días Abundio y gracias por tu entrevista. La primera pregunta es que te presentes para que te conozcamos (nombre, edad, algo de tu historia…)

Abundio Martínez Malagón, con 64 años cumplidos el pasado 23 de febrero.

Nací en un pueblecillo de León, San Esteban de Villacalbiel, ayuntamiento de Villamañán. A los tres años, por razones de salud de mi hermana que nació año y medio después que yo, los médicos aconsejaron a mis padres buscar un clima rico en iodo, por ello nos trasladamos a Asturias, a Candas, donde había estado el hermano mayor de mi madre, recién trasladado a Avilés, yo contaba con tres años y allí permanecí hasta el 18 de septiembre de 1965 en que me trasladé a la Escolanía de Covadonga como niño cantor (donde permanecía hasta el 9 de septiembre de 1970), dejando a mi padre y hermana en Candas. Mientras estaba en la Escolanía nació mi otra hermana, a la que conocí tres meses después de su nacimiento, en las vacaciones de Navidad (sólo íbamos a casa en las fiestas navideñas y seis días para la fiesta del pueblo, en mi caso en Septiembre, la fiesta del Cristo). Este tiempo me marcó profundamente en la relación con los compañeros, en el estilo de vida y en la adquisición de valores y actitudes que marcan mi identidad.

Concluida la estancia en Covadonga, comencé en el Seminario de Oviedo donde permanecí todo el tiempo de preparación al sacerdocio, hasta 1981); este último año de formación, coincidente con el diaconado, estuve en Villaviciosa, donde permanecí hasta septiembre de 1983 y donde llevaba varios años acudiendo los fines de semana, realizado diversas tareas de acción pastoral: catequesis, grupo de jóvenes y animación musical de las celebraciones litúrgicas, exigencia de la formación en el Seminario (anteriormente había estado en Covadonga, en la Escolanía, durante dos veranos y los fines de semana de todo el curso -verano de 1978 hasta septiembre de 1979- cuidando, conviviendo y animando a los escolanos). En Villaviciosa acaeció la ordenación sacerdotal, el seis de junio del 1982, junto a las personas que me habían acompañado en el crecimiento en la fe y en la entrega al Señor.

Posteriormente, tras haber pedido que me dejasen ampliar estudios, me pidieron que me hiciese cargo de cuatro pueblos de los Picos de Europa (Sotres, Tielve, Camarmeña y Bulnes) y que ya me indicarían cuando podría ir a estudiar, ya era exigencia de la Diócesis tener unos años de experiencia pastoral antes de seguir estudiando o profundizando en alguna de las especialidades de la Teología o Filosofía. Pasados dos años me enviaron a realizar Pastoral juvenil y catequética a la Universidad Pontificia Salesiana de Roma (de ahí el ser antigua alumno salesiano), cosa que realicé en la Facultad de Ciencias de la Educación, en la estructura bipartamental, a caballo entre la Facultad de Teología y de Ciencias de la Educación. Tres años de reflexión y profundización y de nuevo a la Diócesis, a Oviedo. Durante todo el tiempo de estudio, las estancias vacacionales debí estar en las parroquias que había atendido antes de irme a Roma.

Después de este tiempo de estudio llevé a cabo diversas tareas, que sería pesado narrar de una en una, de ahí que agrupe todo lo realizado. En el ámbito de la docencia comencé a impartir clases de Metodología y Pastoral Fundamenta en el Seminario, junto con la tarea de formador de un grupo de seminaristas (durante cuatro años esto último), también me correspondió orientar la Pastoral Juvenil de la Diócesis y, a partir de ahí fui simultaneando docencia (Seminario-Instituto Superior de Estudios Teológicos, Facultad de Formación del Profesorado y Ciencias de la Educación, Facultad Enrique de Ossó e Instituto de Ciencias Religiosas, impartiendo materias relacionadas con la Pedagogía y Didáctica de la Enseñanza Religiosa Escolar, temática que constituyó la Tesis Doctoral, presentada en 2002 en la Universidad de Oviedo) con la atención a diversas parroquias, algunas como párroco (La Corredoria, Salinas y Quiloño y la Unidad Pastoral de San Claudio) y otras asistiendo temporalmente o ayudando (Tuilla y Ciaño en Langreo, las parroquias del municipio de Ribadedeva, San Julián de los Prados en Oviedo) y también cuatro años encargado de la animación del Canto (chantre) en la Catedral de Oviedo y capellán del monasterio de San Pelayo, de las Monjas Benedictinas de Oviedo.

Eres párroco en Oviedo. Preséntanos tu parroquia

En este momento la Unidad Pastoral de San Claudio está integrada por las parroquias de Santa María de San Claudio (sería la cabecera o el núcleo fundamental), San Esteban de Sograndio, Santa Marina de Piedramuelle y Santa María de Loriana. Tienen, más o menos, sobre 3500 habitantes, de los cuales 2800 pertenecen a San Claudio. Es una parroquia mixta: hay zona rural, zona urbana y barrio dormitorio, hay zonas de chalets y adosados. Las personas pertenecen al sector servicios y al sector primario: ganaderos y agricultores; hay una escuela donde se recoge a los niños pertenecientes a Educación Infantil y a Educación Primaria, no con la asistencia de muchos niños, no hay instituto y contamos con varias asociaciones culturales, deportivas y de vecinos.

La ubicación de estas parroquias estaría en la parte occidental de la Ciudad, limitando con el municipio de Las Regueras y con Grado; eclesiásticamente limitaría con las parroquias de Trubia, Las Caldas, San Antonio de Padua, el Cristo de las Cadenas y el Escamplero.

El número de niños que asiste al catecismo de toda la Unidad Pastoral es de una cincuentena, los jóvenes desarrollan su quehacer, estudio o trabajo, ocio, cultura, etc. en el centro de la ciudad, lo mismo sucede con los adultos que regresan al final de la tarde a sus hogares. Las actividades de las parroquias se centran en torno al ámbito litúrgico, la catequesis, la acción caritativa y la atención a los enfermos.

¿Cómo compaginas tu vocación de salesiano cooperador con tu vocación sacerdotal?

No es fácil compaginar estas dos cuestiones ya que la demanda de acción en las parroquias es muy grande dada la carencia de sacerdotes y la media de edad tan elevada. En mi caso son muchas las acciones que me reclama la Diócesis y no me queda mucho tiempo para acudir a todo lo que exige el grupo de cooperadores y, además de la acción pastoral y educativa, tengo que cuidar a mi padre que es ya nonagenario y con problemas de salud. Yo entiendo y vivo el grupo de cooperadores como grupo referencial, es un mantenerme en contacto con el carisma salesiano que siempre procuré vivir, también desde la vida sacerdotal y en la acción pastoral.

¿Qué destacarías de la Asociación de Salesianos cooperadores desde tu percepción sacerdotal?

El entusiasmo e ilusión, las ganas de conocer la vida de Don Bosco y de tantos salesianos que marcaron un hito en su estilo de vida y en su quehacer como pastores entre los jóvenes especialmente y cómo, todo esto, incide en la vida de cada uno a nivel personal y a nivel grupal en el intento de crear comunidad.

También es llamativa la acogida que sientes y viven en toda la Familia Salesiana y por tanto entre los cooperadores, esto es importante ya desde el inicio de la vida cristiana quienes veían a las comunidades cristianas les llamaba la atención la fraternidad, el afecto y cariño entre unos y otros “mirad cómo se quieren”.

¿Dónde crees que la Asociación debe poner el foco en la actualidad?

Un reto en la acción pastoral es la integración fe-vida: coherencia entre lo que anunciamos y vivimos. Esto es algo muy general, pero que no podemos olvidar. Desde mi punto de vista creo que no se debería olvidar la Pastoral Social o, si se quiere: profundizar y vivir la dimensión social de la fe, fundamentalmente entre y con los jóvenes.

¿Qué te gustaría decirnos aparte?

Yo diría que la formación de la persona y el conocer el carisma salesiano y lo que ello implica es muy importante, pero si la formación no desemboca en la acción queda disminuida; además la pluralidad en edad y en experiencia de los miembros que componen los distintos grupos de cooperadores exige un tipo de formación permanente más focalizado hacia el compromiso, hacia la acción social, pastoral, evangelizadora, etc.

Gracias por tu tiempo y por dejarnos conocerte un poco más.

También la comunidad salesiana participa en la Pastoral Penitenciaria. Son algunas de las actividades más relevantes y que han contribuido a la promoción y mejora del barrio.

Toda vocación – sacerdotal, matrimonial, etc. – no debe comportar frustración,
sino convertirse en signo de la belleza y la alegría del amor
(Isabel Pérez Sanz, fma)

No os olvidéis de esta palabra: COMPASIÓN. Cuántas veces en el Evangelio
se dice de Jesús: “y tuvo compasión”, “tuvo compasión”
(Papa Francisco)