Roberto Lorenzini, Coordinador general

Transcribimos parte del artículo publicado en el boletín número 367-368 de mayo-junio de 1995 en las páginas 37-38 de dicho boletín como motivación a la participación en el Congreso de Bolonia qie se celebraría en octubre de ese mismo año.

Muy queridos hermanos y hermanas en Don Bosco:

¿Os han llegado noticias acerca del Congreso de Bolonia? Espero que sí. Es verdad que esperamos a muchos participantes, pero lo que cuenta es sentir a toda la Asociación unida alrededor de un acontecimiento que hemos de situar entre la “memoria” y la “profecía”, es decir, entre pasado y futuro.

El pasado de hace cien años, que nos ha hecho redescubrir nuestra laicidad comprometida con la sociedad y con la Iglesia; el futuro, que hay que discernir a través de los signos de los tiempos, pero que exige fidelidad a nuestro carisma en las nuevas situaciones de la Iglesia y de la sociedad.

A veces, me pregunto qué podrá salir, verdaderamente significativo para nosotros, del Congreso, el próximo octubre de 1995. No se trata de un éxito de organización, ni de la presencia de un número extraordinario de personas, aunque todo esto puede tener su importancia. Creo que el objetivo que esperamos alcanzar con este Congreso, para toda la Asociación, ha de ser el darnos cuenta de cuán importante es, (diría insustituible), nuestra vocación en la Iglesia para la sociedad de hoy.

Procurad pensar cuánta necesidad se tiene hoy, no sólo de asistencia material, sino también, de lograr que las nuevas generaciones tomen conciencia de la grandísima dignidad de la persona humana, de la llamada a vivir un proyecto de salvación, único e irrepetible, que nos ha sido dado cada uno de nosotros. De lo cual, los jóvenes deben tomar conciencia y sentirse orgullosos, ayudados en ese camino por nosotros, los Cooperadores.

Asimismo, pensemos en la urgencia de hacer descubrir a los jóvenes el gusto de vivir proyectando la propia existencia, no sobre valores efímeros y falaces, sino sobre valores básicos, indispensables para hacer que crezca toda la persona: la vida, la verdad, la libertad, la justicia, la solidaridad, la paz… Todos ellos tienen su raíz en la caridad del Evangelio y, para descubrirlos, los jóvenes tienen necesidad de testigos y “anunciadores”.

¿Seremos capaces nosotros, Cooperadores, de ser esos portadores de la “Buena Noticia” a los jóvenes de hoy? ¡Don Bosco nos dice que sí! Ha apostado por nosotros cuando nos pensó y creó… Y por eso nos ha dado “pequeños-grandes” secretos que el Espíritu sigue presentándonos hoy: precisamente, el Espíritu es quien nos inspira como debemos vivir hoy el espíritu salesiano.

Creo que el Congreso de Bolonia puede convertirse en un acontecimiento pentecostal: pediremos al Espíritu que descienda sobre nosotros, para ayudarnos a revivir, hoy, el espíritu que Él dio a Don Bosco. Ante el hecho del Congreso, debemos rezar por esto y solo por esto

Para esta movilización general, os incluyo el texto de la oración a María que muchísimos Cooperadores recitan ya diariamente. Elevemos este coro unánime a la Auxiliadora y “veremos lo que son milagros…”

Aprovecho la ocasión para agradeceros la riqueza de vuestras aportaciones y reflexiones que nos habéis hecho llegar por medio de los Consejos Inspectoriales y los Consultores Mundiales, con vistas al 24 Capítulo General (24): ¡bonito número, que nos recuerda algo!, cuyo tema central es: “Salesianos y seglares: comulgar y compartir en el espíritu y en la misión de Don Bosco”.

Un saludo fraterno para cada uno de vosotros, unidos siempre en la oración.

Con mi amistad, vuestro en Don Bosco

Renunciad al egoismo individual; no busquéis vuestro provecho,
sino trabajad con gran celo por el bien común
(Don Bosco)