Raúl Fernández Abad

No podemos dejar en estos momentos de tener un recuerdo especial para todos nuestros hermanos y resto de la Familia Salesiana que en este último año ha padecido esta terrible enfermedad del COVID19 y han fallecido. Os pido una oración por todos y cada uno de ellos.

El tercer itinerario del Congreso de Laicos se titula: «Procesos formativos: progresiva identificación personal con Cristo que conduce a ir dando forma a toda nuestra vida, configurándola desde Él», y nos propone como palabras clave: capacitación en la misión, discernimiento, crecimiento, formación permanente, cultura, unión fe-vida.

En el Aguinaldo para este año el Rector Mayor nos propone una serie de testigos de la esperanza y uno de ellos es la beata Sor Magadalena Morano, fma.

Sor Magdalena se caracterizó, entre otras cosas, por su deseo de convertirse en maestra con el objetivo de «enseñar a abrir las fronteras de sus corazones y de sus mentes«.

Su celo formador no solo ayudó a mejorar la formación religiosa sino que ayudó a que muchas personas encontraran su vocación; escucharan a Dios y se dejaran guiar por Él en su vida. Os animo a leer sobre su vida y que la compartáis en vuestros grupos de formación y de vida.

Ahí encontramos el primer objetivo de este tercer itinerario que no es nada nuevo sino que se nos recuerda y se potencia la formación de los cristianos «como herramienta para la maduración en la fe […] que abarca toda la vida y las diferentes dimensiones de la misma».

Esta afirmación entronca directamente con nuestro plan de formación inicial y las bases que tiene el plan de formación permanente (ahora en revisión). Pero todavía más con nuestro PVA. Os animo a leer y reflexionar los artículos 15, 16 y 17 de nuestro PVA/R en vuestro grupo. Para ello os lanzo estas dos preguntas: ¿Tenemos en cuenta estos tres artículos cuando programamos en nuestros Centros locales y en nuestros grupos de referencia? ¿Por qué?

En este Congreso de Laicos, en los grupos de trabajo en torno a este itinerario de la Formación, y en concreto el 26, se hace incidencia en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).

Una de la actitudes a convertir que se nos propone en esta línea temática es «perder el miedo a conocer y difundir la DSI». Y en nuestro PVA nos encontramos también una mención a la Doctrina Social de la Iglesia.

Nuestro PVA, en sus artículos 8 del Estatuto y 2 del Reglamento, nos recuerda y anima a que dentro de nuestro compromiso apostólico conozcamos la Doctrina Social de la Iglesia.

Ojo, que me he equivocado aposta porque no solo dice que la conozcamos sino que la practiquemos dentro de nuestro compromiso apostólico personal. En consonancia con la Iglesia debemos activar una serie de procesos o líneas de trabajo en el campo del conocimiento y aplicación de la DSI. Estas líneas que os propongo cara a nuestra formación y a nuestro compromiso apostólico son:

  1. Poner en marcha procesos formativos que garanticen un conocimiento de lo que es y propone la DSI.
  2. Reconocer la importancia del laicado en la difusión de la DSI en todos los ámbitos.
  3. Cooperar entre nosotros a pesar de las diferencias.

¿Os animáis a llevar estas líneas adelante? Un fuerte abrazo en Cristo Resucitado y un recuerdo especial de Rossana.

Las virtudes tienen de admirable que dotan al alma de quien las practica de suavidad y dulzura
incomparables, al paso que los vicios la dejan rendida y malparada
(San Francisco de Sales)