Eusebio Martínez Aguado

Seguro que todos queremos ennoblecer, dar autenticidad al mundo de nuestras relaciones. La vida sigue siendo relación; la entidad de la relación es signo de la entidad de la propia vida.

Como es lógico, el libro de vida del salesiano cooperador, Proyecto de Vida Apostólica, habla de esta relación como elemento indispensable de su identidad siempre, y, especialmente, en estos momentos. Nos recuerda (artículo 18 PVA/E) la amabilidad, el corazón, la acogida con bondad, respeto y paciencia, la confianza, la amistad, la sencillez, el afecto. Y el resultado: una experiencia profunda de paz, de alegría, de felicidad.

Toda la Familia Salesiana recuerda el presente año 2021 el centenario de la muerte de don Pablo Álbera, el segundo sucesor de Don Bosco: el pequeño Don Bosco, como le llamaban en Francia. Hombre de fina sensibilidad espiritual, modelo de amor a Don Bosco.

En una de sus cartas a los Salesianos decía el entonces Rector Mayor don Pablo Álbera: “Debo decir que Don Bosco nos quería como nadie, de manera única: ejercía sobre nosotros una atracción irresistible. Yo me sentía como prisionero de una fuerza afectiva que se apoderaba de mis pensamientos, palabras y obras. Me sentía querido como nunca me había querido nadie, era algo especial, por encima de todo cariño. Nos envolvía a todos por completo una atmósfera de alegría y felicidad. […] Y no podía ser de otro modo, porque, de cada una de sus palabras y obras, brotaba la santidad de su unión con Dios que es la caridad perfecta. Y nos atraía hacia sí mediante la plenitud del amor sobrenatural que le abrasaba el corazón. De esta singular atracción brotaba esa acción que conquistaba nuestros corazones”.

Queridos salesianos cooperadores: en el carisma salesiano tenemos todo lo necesario para ir abriendo caminos de libertad, de plenitud, de santidad. En el Sistema Preventivo de Don Bosco encontramos los elementos que nos sitúan en la vida como creadores de horizontes de paz y alegría. Don Pablo Álbera nos lo recuerda con emoción profunda; es la emoción del que se siente querido y conecta con lo esencial de nuestra vida que no consiste en que nosotros amemos sino que Él nos amó primero. Que siga la felicidad del año 2021 con una atmósfera creciente de coherencia, amistad y alegría.