Eusebio Martínez Aguado, sdb

Queridos Salesianos Cooperadores de la Región Ibérica:
Con mucho gusto aprovecho nuestro Boletín para saludaros. Aquí estoy en actitud de escucha y obediencia. Cuando el sacerdote recuerda en la Eucaristía las palabras «tomad y comed, tomad y bebed», a nosotros se nos pide la actitud de:

  • Escuchar: un mínimo de atención siempre es recomendable
  • Obedecer: lo tomo.

Aquí estoy para hacer camino juntos; y, al caminar juntos, ser conscientes y agradecidos por vivir en clave salesiana la realidad de la comunión en nuestra iglesia de hoy.

Al inicio del camino estaba la alegría.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos, para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la iglesia en los próximos años”.

Así se manifestaba el papa Francisco en su primera Exhortación apostólica publicada el día 24 de noviembre del año 2013. El próximo día 24 podemos celebrar de alguna manera los 9 años de este documento. Pero sobre todo os invito a una mirada personal de cara a la llamada que el Papa nos hace para descubrir y establecer un proceso de incorporación de la alegría en nuestras vidas. Es de agradecer encontrarse con salesianos cooperadores que viven la realidad evangélica de la alegría. Y es para pensar seriamente el testimonio poco alegre de un salesiano cooperador.

En la famosa Carta de Roma del 10 de mayo del 1884, Don Bosco rememora los momentos felices del Oratorio “donde todo era alegría”; y a continuación aparece la escena del momento presente “donde no oía ya gritos de alegría y cantos”. Don Bosco vivió la alegría como elemento esencial de su labor educadora. Domingo Savio lo entendió bien: “Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”. La alegría como esencia de la educación cambia muchos parámetros a la hora de hacer una propuesta educativa; porque…, además, se educa mejor y se vive alegre.

A la hora de iniciar un nuevo curso es importante descubrir núcleos esenciales que perfilen el compromiso-proyecto individual y comunitario. ¡Que no falte la alegría! Porque si no hay alegría, algo esencial falla.

Cuando el ángel Gabriel fue enviado a Nazaret, lo primero que dijo a María fue: “ALEGRATE”. Pase lo que pase, si hay docilidad al mensaje, esta garantizada la alegría. El marco de la vocación de María es la alegría. “Ella lo hizo todo…” desde la base inicial de la alegría. Con María seremos capaces de caminar agradecidos viviendo del saludo que a todos, con María y desde María, se nos ha hecho: ¡Alégrate!