Fernando Llamazares González

SC, Centro local León-La Fontana

 

Si hacemos una búsqueda en el Estatuto de nuestro Proyecto de Vida Apostólica de las palabras apostólica y apostólico, veremos que aparecen en 45 ocasiones a lo largo de todo el texto. Muy por encima de otras como vocación, ser, unión, comunión, oración, espíritu salesiano… Nuestra vocación es apostólica. Todo un capítulo dedica el PVA a nuestro compromiso apostólico.

Un compromiso inspirado por un espíritu: el de las Bienaventuranzas; que realizamos en el día a día; con unos destinatarios preferentes: los jóvenes más pobres y necesitados; que llevamos a cabo con un compromiso particular por la educación adoptando el Sistema Preventivo de Don Bosco en diversas formas y actividades en comunión con la Iglesia y en las estructuras de la sociedad de la que formamos parte.

¿Cuántas veces nos han preguntado qué hacemos los Salesianos Cooperadores queriendo saber qué somos los Salesianos Cooperadores? Hacer siendo y ser haciendo es la propuesta que descubrimos profundizando a lo largo del capítulo II de nuestro PVA a lo que el Comentario nos ayuda e ilumina: nos define.

Avanzar en la lectura del Comentario al Proyecto de Vida Apostólica a lo largo de las páginas que dedica al capítulo II es:

  1. ir redescubriendo que ser y hacer están implícitamente unidos; forman un uno;
  2. profundizar en la promesa de vida y felicidad que son las Bienaventuranzas repensando el modo con que de manera ordinaria definimos vida y felicidad;
  3. tener amor a la vida confiando y testimoniando en la presencia de Dios que alienta, provoca, anima, ayuda, restituye… la propia vida de cada uno
  4. descubrir lo que implica seguir a Jesús hoy en el día a día, en lo cotidiano, siendo sal y luz;
  5. prestar una atención privilegiada a los jóvenes, especialmente los más pobres y necesitados;
  6. promover y defender el valor de la familia, asumiendo y viviendo la propia realidad familiar como “Iglesia doméstica”;
  7. creer en la dignidad de la persona humana defendiendo, promoviendo y favoreciendo su desarrollo con todos sus derechos y sin discriminación alguna;
  8. sostener la actividad humanizadora y evangelizadora de la Iglesia;
  9. entender la estrecha relación entre educación y evangelización, haciendo de la educación lugar privilegiado de evangelización y recordando que Dios es indispensable para la vida de todo hombre;
  10. compartir con los jóvenes el gusto de vivir con autenticidad los valores de la verdad, la libertad, la justicia, el bien común, el servicio;
  11. adoptar el Sistema Preventivo además de como método educativo como modo de relacionarnos con los demás;
  12. comprometernos en actividades apostólicas coherentes con nuestra espiritualidad salesiana adaptadas a nuestra realidad particular;
  13. participar en las estructuras sociales, eclesiales y/o salesianas con el fin de ser más eficaces en la misión.

Profundizar en la lectura del Comentario al Proyecto de Vida Apostólica a lo largo de las páginas que dedica al Capítulo II es descubrir y asumir nuestro compromiso particular como Salesianos Cooperadores de transformar el mundo que vivimos en Reino de Dios. Es una ayuda para vivir la llamada que Dios nos hace a ser sal de la tierra, luz del mundo.