Raúl Fernández Abad

¿Sentimos a los delegados cercanos? ¿Somos cercanos a nuestros delegados?

Hilando con el artículo del mes pasado y sin repetir la reflexión a la que Luis Fernando nos invita en la Editorial de este número me gustaria que reflexionaráis personalmente sobre las dos preguntas anteriores, las pongamos en común en nuestro centro o en nuestros consejos locales o provinciales con el fin de que hagamos cercanos a los delegados y seamos cercanos con ellos.

En las «Buenas Noches» de la pasada Escuela de Delegados le pedía, entre otras cosas, a los delegados su cercanía, su respeto a nuestra autonomía y que velaran por nuestra fidelidad al espíritu salesiano, fidelidad a nuestra Familia. Y en este artículo me gustaría pedir que nosotros también estemos cercanos a los delegados y a las delegadas, que les hagamos partícipes de nuestra vida, de nuestras preocupaciones, de nuestras decisiones. Y en esa cercanía hay una figura que debe ser la más cercana a ellos: «el coordinador o la coordinadora».

Nuestra estructura organizativa no es presidencialista sino de colegialidad. Nuestros diálogos en las reuniones de los Consejos, Asambleas o Congresos no son para imponer ideas sino para enriquecer las propuestas con la aportación de todos los hermanos. En nuestra estructura organizativa el delegado es un animador espiritual y nos tenemos que valer de esta faceta de animador. En algunas reuniones he oído la expresión «la soledad del coordinador, la soledad de la coordinadora». Y preguntando por su significado es que se sienten solos, sin apoyo en algunos momentos.

Y esa respuesta me hace reflexionar en torno a la cercanía con los delegados. Los delegados no están en un Consejo para ser guardianes sino para acompañarnos en este camino. Pero si no le pedimos ese acompañamiento, si no le invitamos a llevarlo adelante, a lo mejor se queda sin hacer.

Sé que tengo una ventaja con el Delegado regional y con la Delegada regional. El trato continuo hace el cariño, y en el cariño descubres valores y actitudes positivas. Luis Fernando e Isabel son muy cercanos, se hacen cercanos y han sentido que se les ha dejado ser cercanos porque se han sentido escuchados, valorados, se han sentido copartícipes.

Ellos se sienten partícipes de mis propuestas, de mis dudas, de mis temores, de mis iniciativas. Y ellos me ayudan a reflexionar y a mejorar las propuestas antes de llevarlas a la SER, al Consejo mundial, a la Consulta. No modifican la propuesta sino que me abren un abanico de posibilidades para que yo elija lo que creo que mejora y enriquece una propuesta. Y creo que esa es la línea de trabajo y colaboración de un coordinador con su delegado o con su delegada.

Creo que tenemos que hacer partícipes a nuestros delegados y a nuestras delegadas de que son necesarios, de cuáles son nuestras necesidades, de qué esperamos de ellos. Tenemos que hacerles sentir que la Asociación también son ellos y que son necesarios. Que son necesarios, no para hacernos nuestro trabajo, no para marcar el rumbo de la Asociación, sino para ayudarnos a crecer, ayudarnos a equivocarnos.

Tenemos que hacerles sentir que su presencia física, su asistencia nos ayuda a ser más autónomos, a crecer. Tenemos que pedirles que estén con nosotros, que estén presentes, que nos orienten, pero que no nos impongan. Un fuerte abrazo

Cuidando de ellos todos crecemos
(Mensaje del Santo Padre para la jornada mundial del migrante y del refugiado)