María de los Ángeles Rodríguez Escobar

SC, Centro local de Alicante FMA

 

El pasado 26 de enero, en el colegio Mª Auxiliadora de Alicante, celebraba y compartía en familia un sí muy especial, que respondía a mi vocación como Salesiana Cooperadora. Compromiso con la Asociación de Salesianos Cooperadores, que ha ido in crescendo, en la historia que Dios escribe para mí.

Celebración muy emotiva, cercana y sobre todo musical, oficiada por Rosendo Soler y a la que asistió Isabel Pérez, delegada regional de los Salesianos Cooperadores Y Benigno Palacios, vocal regional de Formación, en representación del Consejero mundial y de la SER. La Eucaristía fue concelebrada por Pepe Villalonga, Rafael Sanchez y Manuel Hurtado. Con una representación de la Asociación muy significativa, destacar la presencia de mis hermanas Salesianas, mi centro local de cooperadores, familias, compañeros, alumnos de mi escuela y miembros de la Asociación procedentes de Valencia, Elche, Murcia, Madrid y Andalucía, que allí se dieron cita o estuvieron presentes en la oración. Con su acompañar en este día, no solo me llenaron de felicidad, sino que me hicieron sentir muy de cerca la grandeza de Dios que, con su amor incondicional, materializado en personas y circunstancias en la vida, me hacen crecer como persona.

Varias han sido las experiencias personales y las vivencias de fe, que me han llevado a dar este SÍ, dentro de nuestra gran familia salesiana. Crecida en un hogar cristiano, mi vida ha estado marcada por el carisma de Don Bosco y Madre Mazzarello, los cuales me han demostrado: que debemos ser resilientes, darnos a nuestros jóvenes y más necesitados en actitud de servicio y, sobre todo, que siempre hemos de confiar en nuestra Madre Auxiliadora.

Atreverse a decir sí, nunca es fácil, pero el ejemplo de fortaleza y valentía de María, para responder a lo que Dios quería y le pedía, sin excusas, me hicieron dar este paso ante la inquietud de realizar la promesa. Fue en el mismo Nazaret junto a miembros de la Asociación, este pasado verano en el “boscosalem”, donde se hizo más presente mi sentir para dar respuesta a la vocación de Salesiana Cooperadora.

Desde luego fue un día que no olvidaré, y en el que constato por qué somos una gran familia. Jornada marcada por pequeños gestos, que se construyen gracias a grandes personas, que hacen viva su fe y que la comparten como comunidad cristiana de referencia.