Ante una agresión sexual, no la justifiques

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Manifiesto Agresiones Sexuales

Las personas que formamos parte de la Asociación de Salesianos Cooperadores MANIFESTAMOS NUESTRA REPULSA Y ABSOLUTA CONDENA HACIA CUALQUIER TIPO DE VIOLENCIA, incluido el acoso y la agresión sexual, y trasladamos el apoyo incondicional a las víctimas.

La violencia contra las mujeres es una de las más flagrantes violaciones contra los derechos humanos, que ocurre en todos los países, culturas y clases sociales, y que nace de la desigualdad entre hombres y mujeres.

Nuestra vocación nos lleva al trabajo en primera línea con la juventud y las personas más vulnerables. No podemos permanecer de manera pasiva ante la situación que están viviendo mujeres que sufren todo tipo de violencia, entendiendo “violencia” en un sentido amplio: violencia física, violencia sexual, violencia psicológica y violencia estructural. También entre la juventud están latentes estas situaciones, a veces de una forma aberrante, otras disfrazada de normalidad y de “amor romántico” por lo que, en ocasiones, pasan desapercibidas. Una violencia que hace mella en la juventud provocando que crezcan lejos de la dignidad que Dios les confiere.

Como Salesianos y Salesianas, somos responsables de llevar a sus vidas el “no con golpes” del que somos herederos y portadores y, haciendo gala de nuestro Sistema Preventivo, detectar y actuar ante cualquier tipo de violencia.

Por ello nos comprometemos a seguir trabajando activamente en la educación de la juventud, población en la que sigue siendo alarmante la clara tendencia que existe hacia la violencia, concienciando a la juventud y a la infancia sobre su valía personal y transmitiendo los valores del respeto a las personas. Así mismo queremos hacer un llamamiento a las personas adultas, haciendo visible cualquier tipo de discriminación o violencia, para que podamos construir modelos alternativos de convivencia, basados en el respeto y la igualdad en derechos y oportunidades.

Mantenemos nuestro deber de seguir formándonos para poder trabajar mejor por la juventud y a escuchar a las jóvenes para que, como decía don Bosco, “no solamente sean amadas, sino que se den cuenta que se les ama”.

Somos conscientes de que alcanzar una igualdad es un proceso largo y complejo, pero como cristianos y cristianas estamos llamados a construir el Reino de Dios, erradicar una violencia que no cabe en nuestra sociedad, y comprometernos por la lucha, a la luz del Evangelio, de un mundo cada vez más justo para todas las personas.

Rogamos a nuestra Madre Auxiliadora, mujer de su tiempo, que nos acompañe y nos conduzca por la senda de la justicia, para que nuestra labor sea beneficiosa y podamos construir una sociedad libre de violencia.

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